
Como dato de interés apuntar que fue
Schrenck-Notzing el primer investigador-metapsíquico que describió tal sustancia fantasmal. No obstante el Ectoplasma ha sido
estudiado por varios laboratorios de reconocido prestigio [sic!] y se ha descubierto que está compuesto por silicatos,
agua y celulosa básicamente, es decir, mucosidad, saliva y papel. No se sabe cómo se las han ingeniado algunas médiums
para sacar de la boca hasta un kilo de estas sustancias [re-sic!], pero si se sabe que las anteriormente referidas pertenecen
más a este lado de la vida que al del más allá...
Hasta donde tengo conocimiento no hay ningún laboratorio
serio en el que se haya realizado un análisis científico a la supuesta materia llamada ectoplasma. La verdad del ectoplasma
es que en el apogeo del siglo XIX y principios del XX, era producido frecuentemente por un médium. En los casos en qué se
produjeron apariciones ectoplásmicas, en realidad se mancharon con queso la ropa. Hasta ahora no se ha presentado evidencia
física (como una muestra del famoso ectoplasma en un frasquito de análisis clínicos) para ser analizada, no se han realizado
sesiones espiritistas en las que haya científicos analizando los sucesos, a menos claro, que se trate de charlatanes que se
asumen científicos de lo paranormal que no tienen una formación científica rigurosa. |
Si el ectoplasma viene del "más allá",
¿por qué entonces está compuesto por sustancias como silicatos, agua y celulosa? ¿No debería tener acaso materiales "etéreos"?
¿Siempre de donde es, de esta vida o del más allá? ¿Cómo puede ser un fantasma etéreo y el ectoplasma que éste deja a su paso
ser materia? Es evidente que todo aquel que pretende hacerse pasar por científico usa un lenguaje disfrazado de términos científicos
(jerga pseudocientífica). Inventan palabras como "Telergía" (de la misma forma en que Bart Simpson inventa palabras que suenen
a Latín para no sonar como un Zonsus Soquetus) para ganar respeto y credibilidad, y en muchos casos dinero.
El espiritismo y la teosofía,
nacidos en ese marco teórico, también buscaron modelos "materialistas" e imaginaron la energía
vital como una suerte de fluido gaseoso: el ectoplasma. Pronto se inclinaron por una concepción más dinámica. Era la "vibración",
un resabio de la teoría ondulatoria de la luz. El "cuerpo astral" estaba compuesto de "vibraciones" y todo el cosmos vibraba.
Detrás de eso no había otra cosa que el éter de los físicos de entonces, concebido como soporte material de "vibraciones"
como la luz o el sonido. Con el experimento de Michelson y la relatividad einsteiniana, el éter desapareció del lenguaje científico,
pero siguió vivo en el folklore de las pseudociencias.
En éste último texto de Pablo Campanna
(de El Escéptico Digital) nos muestra el origen de esa sustancia que acabó convirtiéndose en una vibración "cósmica".

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